Como viene siendo habitual este invierno, a cada buena nevada le sigue la lluvia a los pocos días, asi que después de disfrutar de una buena nevada en el Bistruey (y algunos afortunados en el Coriscao), un par de días después, la lluvia volvió a subir la cota de nieve esquiable por encima de los 1500m en la mayoría de los macizos. Aun así, ante la buena previsión de tiempo, y la información de unos amigos de que en la zona de Lunada, sorprendentemente, quedaba nieve, Santi, Elena, Leia y yo nos fuimos para allá.
La visión al llegar a la Traba, donde aparcamos el coche, no era muy alentadora, pero confiamos en que mas arriba el panorama fuera distinto, igual que habíamos comprobado el día anterior cruzando a la vertiente burgalesa para esquiar las soleadas palas del Pico de la Miel. Así que con los esquís puestos casi desde el coche, subimos por la carretera nevada hasta la vertical del collado de Bustalveinte, donde por empinadas palas al sol fuimos subiendo poco a poco hasta el collado.
Una vez que nos asomamos al otro lado no lo podíamos creer!!tal como nos habían dicho unos esquiadores de Burgos la tarde anterior, en esta vertiente de las montañas encontramos nieve con continuidad hasta el fondo del valle!! así que nos dirigimos a la primera cumbre del día, el Veinte, admirando a un lado la esquiada que nos íbamos a pegar unos minutos mas tarde y al otro lado toda Cantabria!! el día no podía estar mas bonito!!!
En poco tiempo llegamos a la cumbre del Veinte y como dijo Santi: "para abajo hasta donde aguanten las piernas" y literalmente la pequeña del grupo se lanzo seguida por Leia hasta el fondo del valle a toda velocidad!!detrás las seguimos Santi y yo, por buena nieve, apretada y rápida, ligeramente transformada, perfecta! Intentamos alargar la bajada todo lo que pudimos pero como no conocíamos los mejores pasos para atravesar el bosque decidimos volver a poner pieles para dirigirnos al vecino Pico Pizarras. Para ello volvimos hasta la arista y continuamos hacia el norte, descendiendo a un amplio collado entre los dos picos antes de atacar la pala final hasta el Pizarras desde donde de nuevo nos lanzamos a esquiar por buena nieve hasta donde la vegetación nos impedía seguir esquiando con comodidad. Teníamos pensado intentar buscar el camino hasta el fondo del valle y desde allí remontar hasta las cabañas de Bustalveinte y seguir bajo el Picon del Fraile hasta el collado pero al no conocer la zona preferimos volver por donde habíamos venido, para no tentar a la suerte entre las pocas horas de luz solar en invierno y las nubes que se colaban desde el oeste, así que siguiendo nuestras huellas volvimos, a ratos entre niebla, hasta el Veinte de nuevo, en cuya cumbre el cielo se volvió a despejar dejándonos disfrutar de un atardecer impresionante, con un bonito mar de nubes y el macizo del Castro Valnera emergiendo por encima de ellas.
De nuevo quitamos pieles y esquiamos hasta el coche, buscando la nieve en las zonas donde escaseaba y conseguimos descender hasta el fondo del valle sin que hubiera que lamentar daños en las suelas de los esquís, sensacional trabajo!!!
Ya solo nos quedaba deslizarnos por la nieve dura de la sombría carretera hasta el coche y tomarnos una buena cerveza en Lierganes para celebrarlo!!!!
Subiendo hacia el collado de Bustalveinte
Al fondo la Zamina
Pasamos junto a las cabañas de Bustalveinte
La pequeña del grupo disfrutando de su vuelta a casa por Navidad
En las zonas donde había dado menos el sol todavía se podían apreciar los surcos que había hecho el agua a principios de semana
Preciosas luces de invierno
buena nieve tambien en el Pizarras
Peero una vez en la cumbre del veinte se volvio a despejar
Dano paso a un atardecer espectacular
El Castro Valnera y Pico de la Miel salen de entre las nubes
y disfrutando de las ultimas luces del día nos deslizamos hasta el coche
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